Por este motivo, la meta real, mucho más que presencia en el podio, era el oro. Arévalo aguantó el tirón, y sus primeros podios internacionales en el K2 200 le enseñaron la imagen a los Juegos de Río 2016 al final de un período olímpico que arrancó con 19 años al lado del viveirense Cristian Toro. Pero los desenlaces no acabaron de llegar y en la antesala de Río Miguel García, el entrenador que ya había tutelado a Saúl Craviotto en sus dos primeras medallas olímpicas, abrió un selectivo con el catalán y los gallegos para ocupar el K2 200.
Aparte del betanceiro, compitieron el boxeador Enmanuel Reyes, la skater Julia Benedetti y el nadador Jacobo Garrido, en su caso en los Paralímpicos. A Coruña tuvo representación de otros tipos, con entrenadores, jueces y médicos. Es la situacion de Jano Tono, preparador de vela y que llevó al canario Joel Rodríguez, que participó en láser. De Dolores Rojas, jueza en todo el mundo de marcha que en Tokio vivió sus terceros Juegos. Y de Rafael Arriaza, médico de la expedición de karate -que regresó con un oro y una plata- y entre los responsables de este deporte, que se estrenaba en los Juegos, a nivel internacional.
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Jacobo Garrido comenzó con 19 años en los Juegos Paralímpicos de Tokio, de donde regresó con tres diplomas. El nadador coruñés fue quinto en la final de 400 libres en la clase S9, sin poder entrar a las medallas -es el vigente vencedor de todo el mundo de la distancia- pero estas estaban muy caras. También logró dos puestos de finalista en los relevos con la selección de españa.
En el momento en que Carlos Arévalo López (Betanzos, 1993) regrese a su puesto de soldado en el Regimiento de Infantería Número 3 de Cabo Noval, Asturias, lo va a hacer con una medalla olímpica reflejando la victoria en su primera enorme guerra sobre el kayak. Y lo que es más importante todavía para cualquier militar de carrera que se precie, habiéndolo hecho con una honorable hoja de servicios, de esas con las que Hollywood manofactura sus clásicos del género de la superación personal. Con el mérito de levantarse del suelo en el momento en que muchos, la mayor parte quizá, habrían izado la bandera blanca. Aprendiendo que en las considerables guerras la victoria final se forja a fuego lento; no solo sobre las batallas ganadas sino más bien, y sobre todo, aprendiendo de las más duras derrotas. El Ejército y su disciplina, acepta, salvaron al soldado Arévalo.
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Subcampeón también se proclamó el portero Iván Villar con la selección española de fútbol mientras que el guardameta Rodrigo Corrales con la de balonmano se colgó el bronce. Mismo metal que correspondió a Ana Peleteiro en triple salto y al regatista Nico Rodríguez en la clase 470. En vela Támara Echegoyen (49er FX) y Iago López (49er) fueron cuartos al tiempo que Adrián Ben en 800 metros (atletismo) y Antía Jácome (piragüismo) fueron quintos.
Si deseas compatibilizar estudios universitarios de prestigio con la práctica deportiva y rendir al límite en la alta competición, tu Universidad es la UCAM. Privado de las grandes becas, buscó en el Ejército una red de seguridad profesional y económica. El 22 de diciembre del 2017 completaba su instrucción en Cáceres, donde acababa sus duras jornadas de capacitación física metiéndose dos horas de vehículo para no perder contacto con el kayak en Mérida. Con la ayuda en la cocina de su madre, Encarna, afinando la parcela dietética de su preparación, Carlos se colgó en ese mismo 2016 el bronce en el K1 200 del Mundial sub-23.
Carlos Arévalo López (Betanzos, 6 de diciembre de 1993) no pudo competir en los Juegos de Río 2016, formando pareja con el viveirense Cristian Toro, al quedarse fuera en el selectivo de la RFEP. La veteranía de Craviotto no le sirvió en un caso así en una prueba explosiva donde cedió metros de inicio y por el momento no ha podido recobrarlos para soñar con la medalla. Ya le había pasado en las semifinaless de unos cuantos horas antes, pero ahí sí encontró la energía en sus paladas para quedarse con el último boleto para la final, con una décima de ventaja sobre el ruso Evgenii Lukantsov.
Una plata nacional cadete en K1 le abrió las puertas del equipo nacional juvenil en Trasona, Asturias. Sí, asimismo a esa edad, aunque el piragüismo lo bueno que tiene es que se soporta bastantes años. Mira Craviotto, que me transporta nueve años y sigue en un estado de manera despiadado.
Existe quien opina que si en la pareja con Toro, Arévalo fuese el popa y no el marca, papel que borda Craviotto, se habría colgado con este la medalla en Río. «Deseo ofrecer el campanazo en Tokio», decía Arévalo en febrero del 2018 recién iniciada su carrera militar y todavía fuera del equipo nacional. A 189 milésimas de segundo estuvo de repicar el jueves en el K1 200 —quinto en la final—. Hoy, sus manos han ayudado a hacer resonar la señal de celebración mayor en el campanario olímpico del piragüismo español. Cada cuatro años, el mundo del deporte centra todas y cada una de las miradas en los Juegos Olímpicos. En verano de 2021, con un año de retraso, se festejaron los de Tokio en los que hubo cuádruple representación coruñesa.
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Larga y no exenta de dificultades resultó la instrucción de Arévalo como tropa de élite del piragüismo mundial. Los de la portería de fútbol de un equipo de Betanzos en el que ganar por goleada era la rutina. Agotado de no tocar bola, el joven guardameta de 8 años aceptó la invitación de Neftalí Paraje, entrenador de su hermano mayor, Hugo, a probar en el club de piragüismo local, el Ría de Betanzos.
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«Miúdo e delgadiño; un esquío», Arévalo era «‘O que remaba con Gabriel’», su compañero de K2, prominente y fuerte, recuerda Paraje. Fue entonces cuando haber nacido en el último mes del año comenzó a parar de ser un lastre físico en relación a varios de sus oponentes. Un instante de inflexión en el que el betanceiro se halló con la guía de Sara Martí. En su corto paso por el Ría de Betanzos, la entrenadora canaria comenzó a pulimentar las virtudes de Arévalo, pero, lo más esencial, lo liberó de su primer lastre su vagancia por trabajar aquello que no traía de serie, confesada por él mismo. Las últimas afirmaciones desde Japón lo que dicen es que las Olimpiadas se harán, lo único que van a ser solo con público local.